Desde hace unos años proliferan las ofertas de cerrajeros «24 horas”, de las que podemos encontrar innumerables anuncios en las calles y edificios. Son una opción de urgencia, pero en algunos casos también se han convertido en un problema de seguridad en Madrid.
Desde hace unos años proliferan las ofertas de cerrajeros «24 horas”, de las que podemos encontrar innumerables anuncios en las calles y edificios. Son una opción de urgencia, pero en algunos casos también se han convertido en un problema de seguridad en Madrid. Y de malas prácticas, porque no todos estos supuestos cerrajeros son profesionales, tanto en su habilidad técnica como en sus servicios. En el mejor de los casos, la poca profesionalidad implica una factura injustificadamente elevada y, en el peor, actividad delictiva que se podría haber evitado con puertas acorazadas y cerraduras de seguridad.
¿Cómo evitar la estafa con estos cerrajeros?
-Elegir un técnico a través de una asociación profesional de cerrajeros. Desconfiar de los anuncios callejeros e incluso de los que aparezcan en las páginas amarillas.
-El técnico cerrajero debe tener acreditación y mostrarla al cliente.
-Confirmar que el servicio esté asegurado por los posibles problemas posteriores.
-Pedir siempre un presupuesto firmado por ambas partes antes de empezar el servicio. Debe constar de dos ejemplares, uno para cada parte.
-El presupuesto debe detallar todos los datos del servicio: motivo, material empleado, mano de obra, precio total y fecha de la firma. El coste de la mano de obra se proporcionará con anterioridad y se cobrará como máximo esa tarifa.
–El precio deberá estar cerrado antes del servicio. No sirve la excusa de que no se puede saber hasta empezar la operación, porque eso da pie a todo tipo de abusos en el precio final.
-Cualquier variación del presupuesto constará por escrito y será firmada por las dos partes.
-El desplazamiento solo se cobrará una vez, independientemente de los que se hayan necesitado.
Además, el uso de puertas acorazadas y cerraduras de seguridad previene de falsos cerrajeros que puedan tener intenciones más preocupantes que cobrar demasiado, como podría ser quedarse con una copia de la llave tras cambiar una cerradura.